jueves, 18 de septiembre de 2008

¿Cómo pueden combinarse los valores de solidaridad,compasión y simpatía en una realidad social que está demasiado fincada sobre cuestiones económicas?

A propósito de la ética en la actualidad dentro de las organizaciones económicas, quisiera dejar esta reflexión que hace el autor español Fernando Savater dentro del libro "Los caminos para la Libertad; Etica y Educación"


¿Cómo se pueden combinar los valores de solidaridad, compasión y simpatía en una realidad social que está demasiado fincada sobre cuestiones económicas? En un mundo donde nuestros profesionales salen preparados con enfoques esencialmente utilitarios y para quien lo bueno es lo útil, lo que reditúa, etcétera, ¿cómo integrar aquellos conceptos en una ética de empresa, por ejemplo, en una ética propia de gobierno?

Muchas de las cosas exclusivamente útiles no son tan útiles como suponemos. Por ejemplo, la cooperación o la capacidad de expresión, que son cosas que pudieran parecer al principio como excesivamente creativas y artísticas, frente a un mundo de realidades duras adquieren nuevas connotaciones. El tipo de trabajo que va a realizar una persona en su vida (un trabajo que normalmente no es como era antes, cuando pertenecías a un gremio y uno estaba toda la vida haciendo el mismo trabajo) le obliga a ser mas versátil. Y cuanta más capacidad tenga a modificarse, de pasar de un trabajo a otro, más posibilidades va a tener de desarrollo peronsal. Así, si no tiene aquella dimensión de cooperación, si carece de capacidad de expresión y de empatía con los que le rodean, probablemente sus disposiciones para obtener un trabajo sean mucho menores.
Por otra parte, no todos hemos nacido para mayordomos o siervos, y la mentalidad del señor que cree que lo importante es saber cómo me puedo preparar para triunfar laboralmente, en el fondo es una mentalidad de un criado, aun cuando lo que haya deseado sea llegar a director de la General Motors. Los seres humanos no tienen por qué prepararse únicamente para el servicio que van a prestar a otros; deben de prepararse también en aquello que sirva para alcanzar los fines úiles para sí mismos, a organizar su propia vida y desarrollar los aspectos creados desde su propia experiencia. Incluso y desde el punto de vista práctico, es dudoso que esas cosas tengan, en efecto, un verdadero rendimiento. Hay un libro muy interesante de Bruno Betelheim que se llama sobrevivir. Betelheim escribió ese libro para explicar su experiencia en el campo de concentración y nos dice que las personas, en cuanto llegaban a dicho campo, se sentían dispensadas de todas sus pautas morales anteriores. Dice Betelheim que en esa situación terrible lo único que contaba era sobrevivir: uno se olvida de todas las exigencias de solidaridad, sinceridad, respeto hacia el otro, pues lo que voy a intentar exclusivamente es sobrevivir. Todas aquellas cosas tan estupidas sirven para una vida normal, sin embargo, en ese campo de concentración, que es un infieno, no hay por qué aplicar dichos criterios. Betelheim estudia casos en los que las personas se hacían tales razonamientos, abandonando inmediatamente todo tipo de respeto, se dedicaban a halagar a los nazis o a traicionar a otros miembros del campo. Su vida se concentraba en cualquiera de las cosas, digamos, puramente instrumentales, con el propósito firme de salvar el pellejo. Sin embargo, eran quienes perecían primero, mientras que las otras personas, quienes seguían ejerciendo los mismos comportamientos morales vigentes en la sociedad (como personas respetuosas, sinceras, solidarias y cooperativas dentro del campo) eran las que mas probabilidades tenían de sobrevivir. De todo ello se saca la conclusiín de que, lejos de ser simplemente un adorno moral, para el embellecimento del alma, estos valores morales son evolutiva e históricamente el resultado de experiencias de que verdaderamente es mejor y lo que verdaderamente sirve a la vida, lo que sirve a la potenciación de nuestras capacidades. Naturalmente, no siempre puede ser así; pero en líneas generales, es más seguro que nos orientemos por la experiencia moral de la humanidad a que creamos que una villanía accidental nos va a resultar muy provechosa, ya que, como vimos, esos logros puedern resultar finalmente una desgracia.

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